Aún hoy existen lugares que son un último refugio para leyendas. Sitios habitados por seres tan
antiguos, que de su memoria hace ya tiempo quedó borrada su infancia. Seres tan viejos como el mundo, como
los mismos Dioses.
Llegamos con una ligera ventaja sobre la hora azul (que
llaman los fotógrafos) la hora mágica que dicen los poetas. Y enseguida nos
damos cuenta de que estamos en un lugar extraordinario, distinto. La Paz parece volverse un elemento tangible, la
vida toma otra concepción reflejándose en nuestras asombradas retinas.
A esta hora cuando la mayoría de las especies se ralentiza para el descanso diario nosotros
observamos atónitos como una coreografiada
multitud de nubes baja a saborear las nevadas montañas.
Si, observamos y
somos observados aunque de esto seamos
menos conscientes. Cientos de jóvenes castaños demuestran su educación y
cortesía brindándonos una estrecha senda por la que nos introducimos
expectantes, nerviosos, deseosos sobre
todo por el motivo de nuestra visita. Y así, miramos hacia alturas increíbles y
damos las gracias por tanta generosidad. A
cambio, ayudados por la brisa, recibimos de estos habitantes una gentil
reverencia.
En nuestro andar entre adolescentes llegamos cerca de unos
gigantescos habitantes que parecen haberse desplazado cerca del sendero, curiosos quizás por tan extraña visita. Pronto
viendo las proporciones comparadas con el resto nos damos cuenta de que nos
encontramos ante verdaderos supervivientes de talas y fuegos que tan asiduamente
se daban antaño. Ahora nos toca y somos nosotros quienes inclinamos la cabeza
ante tanta majestuosidad.
Y de pronto tras una curva con un pequeño repecho, aparece
Él………. El Abuelo.
Y es cuando comprendemos que todo este bosque se levanta en su honor y gracias a Él.
La savia, sabia del abuelo, lleva corriendo entre sus ya escasas ramas más
de quinientos años. Horribles cicatrices producidas por los indolentes que no
supieron respetar su posición fueron acabando con casi la totalidad de su
enorme cuerpo. En su interior se realizaron muchos fuegos para habilitarlo como
refugio. Pero el abuelo debía cuidar de su bosque y resistió la maldad humana
durante tiempos inmemoriales. Es a través de sus oquedades que contemplamos a
los más jóvenes y nos damos cuenta que todo lo que le rodea es descendencia
directa de su empeño procreativo y su determinación creadora.
Rodeamos una valla
protectora con el fin de admirar en toda su inmensidad a tan distinguido
luchador de la vida y le vemos la cara. Una cara con rasgos de sabiduría
inmensa, de benevolencia infinita.
Algunos de sus hijos se han negado en firme a separarse de su protección a la
vez que también…….. le protegen. Tiene grietas en todo su cuerpo aprovechadas
por musgos, líquenes, setitas y muchos más tesoros. Son los bolsillos del
abuelo que como cualquier otro, muestra
de vez en cuando a hijos y nietos que la generosidad con todos los seres es el
principal mandamiento del bosque.
El Abuelo ha sostenido más nidos de los que nadie pudiera
imaginar, ha sido testigo de refugiados de guerrillas, ha acariciado el lomo de ciervos nacidos a su
amparo que volvían a su vejez para rendirle el último tributo, ha intercambiado
opiniones con el intelectual búho sobre
la mejor manera de gestionar el bosque, ha cubierto con su cuerpo a los recién nacidos
castaños protegiéndoles de inmensas nevadas y feroces vientos.
Y a pesar de todo, todavía despierta en cada amanecer con su
eterna y verde sonrisa dispuesto a enfrentar un nuevo día. Porque ¿Qué es un día en el espacio de tiempo que
vive un ser como Él?. Nosotros apenas
somos un instante en el devenir de su existencia.
Va oscureciendo y parecería que los demás se acercan al más
anciano del bosque siguiendo un ritual establecido mucho antes incluso de que
el propio hombre dejara la primera huella en estos lugares. El abuelo, con la sabiduría de la eternidad
ha sabido enderezar sus ramas casi totalmente erectas, y la brisa agradecida
las hace vibrar con sonidos propios de la más dulce de las arpas. Lo demás
queda en silencio cuando habla. Nosotros
decidimos que ha llegado la hora de marchar porque estos momentos
pertenecen a la intimidad de su inmensa familia. Mientras nos alejamos podemos oír cómo se
dirige a los más pequeños contándoles otra de sus innumerables historias. Se
palpa en el aire la veneración que estos sienten por Él
Ha habido un momento en que una de sus últimas y luchadoras
hojas ha bajado en zigzag como si de un tobogán se tratase y poniendo mis manos
a modo de cuna se posó diría que con un
bostezo.
Más adelante en el pantano el Astro Rey desliza sus
brillantes dedos entre las aguas como si arropase a sus hijos en los instantes
finales del día.
Algunos de los habitantes se han asomado para despedirse.
La magia se está posando sobre las copas más altas.
Y nos ha parecido oír entre ellas un deseo, una voz infantil que decía:
“Abuelito cuéntanos un
cuento”
Y en ese momento el arroyo....... calla.
HACEDME EL FAVOR DE SER FELICES KARRAS.
Has contado perfectamente lo que se siente cuando uno está delante de un ser como este, tan magnanimo y por suerte o por desgracia tan envejecido.
ResponderEliminarCuantas historias nos podría contar mientras le contemplamos asombrados por la magnitud de su enorme humanidad.
Estuvo bien la ruta por los dominios del abuelo.
Un abrazo torpedo
Volveremos amigo. El abuelo siempre se alegra de conocer a gente de paz. Abrazos.
EliminarEs magnifico el abuelo,y tus palabras muy tiernas y dulces querido Karras,las imágenes son espectaculares,un placer para los sentidos,todo el conjunto.^_^
ResponderEliminarUn sincero placer leerte amigo.
Besotes y un abrazo.
Y si lo vieras de frente querida amiga, entre sus huecos caben bastantes personas. Un besazo.
EliminarMuy bueno amigo Karras y esto me ha recordado a la canción de Víctor Manuel.
ResponderEliminarLa de El abuelo fue picador, allá en la mina.
El árbol es sabio y mudo testigo del paso de los años.
Un abrazo.
Este abuelo es capaz de arropar a todos sus nietos precisamente por la sabiduria y amor que tu comentas querido Dany. Un abrazote.
EliminarHoy no admite mi comentario.
ResponderEliminarLo intento de nuevo.
Es fabuloso caminar de tu mano, sentir los sentimientos de los nietos y la sabiduría de sus abuelos centenarios.
Tienen algo de especial "vida" y todo lo que eso conlleva
¡Qué suerte poder tenerte como guia de paisajes y sentimientos!
Un abrazo.
El lujo es contar con vuestra presencia y sensibilidad diaria querido André. Yo solo os cuento mis inquietudes. Abrazos amigo.
EliminarHola mago, que bonito y emotivo lo que nos cuentas de este abuelo tan especial, es precioso lo que nos cuentas de el y todo lo que ha tenido que sufrir a lo largo de tantos años, jolín mas de quinientos, esas cicatrices y grietas que tiene da penilla verlas:), pero es asombroso ver ese magnifico tronco, mago debo esta un pelin mas aya que aquí ya que le veo una cara con sus ojos, nariz, boca y los brazos en alto como queriendo espantar a los que van con malas entrañas a los bosques, no es tu caso ya que estoy segura que a ti te daría un gran abrazo, y dándote las gracias te mando esa hoja derecha a tus manos ya que sabia que no le harías daño alguno, precioso todo lo que nos cuentas y enseñas a través de estas magnificas imágenes, gracias por todo mago:)
ResponderEliminarQue tengas un buen fin de semana y lo disfrutes mucho:)
Montón de besotes!!
Pues no querida Piru. No estás para allá, Como yo tambien escribo "dimos la vuelta y le vimos la cara". Y es cierto que parece un personaje de la "Historia Interminable" ¿verdad?. En esta ruta el abuelo es de impresión pero vimos otros árboles para quitarse el sombrero querida amiga. Besotes mil.
EliminarQué entrada más especial, porque transmites en cada frase el profundo respeto y admiración que posees a la naturaleza y en particular a tus hermanos los árboles.
ResponderEliminarQuiero que sepas que tu blog hace mella en todos nosotros, no puedo liderar a la mayoría pero sí en mi persona lo hace, ahora cuando cada día salimos de excursión les voy contando como se debe de escuchar el sentir, el intentar ver más allá que lo vemos, que sintamos la fuerza que tiene el bosque, la montaña, el rio, que ellos están hace muchísimo tiempo y que no se deben de dañar y mucho menos alterar lo que por derecho es suyo.
Me gusta siempre venir a leerte porque solo alguién tan especial como tú puede tomar la fotografía de ese árbol centenario e imaginar mientras haces el clik la de vivencias que sus malogrados restos aún estan ahí esperando expresarse mediante tu corazón.
Un beso genio, para tí y para tu chica y toda tu family.
Amelia.
Querida Amelia, como me vas captando. Si es cierto que cuando hago una fotografía al mismo instante estoy pensando una historia o me estoy sensibilizando con lo que disparo.
EliminarPara mi una foto es una leyenda y como tu bien sabes a cada uno nos abre los ojos de manera diferente. Lo bueno es que luego tenemos amigos como vosotros que nos comprenden y así da gusto abrirse sin complejos. No sabes cuanto me alegra si todo lo que escribo es de alguna utilidad para los tuyos. De verdad que se disfruta mucho más de toda la naturaleza si te esfuerzas un poquillo en conocerla mejor. Y ni te cuento lo peques cuando les relatas historias de árboles o ríos. Besotes y gracias amiga.
Ooohhh Karras!!! Gracias por hacerme soñar!! me he visto ahí con el abuelo, sentadita a su vera escuchando sus historias. Gracias, gracias, gracias!!!
ResponderEliminarBesotes mágicos torpedo!
Gracias a ti Ion, para mi es un autentico placer contároslo y contar con vosotros aún más. Mil besos.
Eliminarguauuuuuuu, que hermoso Karras, debe ser fantástico llegar a verle, observar y ver a los jóvenes y de repente, zassss, ahí esta él con sus 500 años de antigüedad...
ResponderEliminarLas fotos impactantes por cierto. Un besazo.
La ruta es espectacualr y en otoño ni te cuento Tamara. Deberías hacerla, en serio. Besotes.
EliminarPrecioso ejemplar el abuelo, me gustaría saber dónde duerme su bello tronco, y descansan sus ancianas raíces. Sentir su ancianidad y su esplendor, ha de ser algo bellísimo.
ResponderEliminarPasear de tu mano por el bosque es como entrar en un universo paralelo, donde la naturaleza habla, ríe, llora y hasta canta.
Un abrazo.
Si de verdad te interesa JOrge, hazmelo saber por correo interno y te digo como llegar. Un abrazo.
EliminarUy que hermosos paisajes , me fascino el árbol hasta me dio idea para una historia. Te mando un beso y te me cuidas.
ResponderEliminarPues yua estoy deseando leerla Citu gracias por la visita. Un beso.
EliminarRealmente eres un auténtico mago de la escritura , de la fotografía , de la Naturaleza y de todo, una persona especial y con una sensibilidad enorme capaz de llegar a todos los corazones , karras . Me ha fascinado todo lo que has escrito y la Fotos me han dejado alucinada , te lo digo de verdad , son preciosas . Los árboles son la Joya de la Naturaleza y nos ofrecen siempre lo mejor de ellos , unos nos acarician , otros nos dan sombra, otros nos saludan , otros nos ofrecen una danza maravillosa , otros se inclinan ante nosotros ... ¡ Cuanto tenemos que aprender los seres humanos de ellos ! Me ha encantado esta actualización.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es querida Charo. Los árboles (dice la cita) que dan sombra hasta el propio leñador. Me alegra de que te gusten las fotos. Yo la tengo como fondo de escritorio y me relaja un montón. Si quieres te aconsejo hacer lo mismo. Besotes.
EliminarDios mío Karras... créeme si te digo que tu texto me ha estremecido muchísimo, es una de las entradas más bellas que he leído en mucho tiempo y he sentido ganas de abrazar tus palabras, la hermosura del mensaje implícito en ellas y a ese abuelo poseedor de tanta sabiduría (te confieso que yo soy una "abrazadora" compulsiva de árboles ;)
ResponderEliminarGracias por este post, amigo mío.
Un abrazo
Me lo creo querida Mairlo. Por tus escritos siempre he detectado un preciosa sensibilidad por la naturaleza en general. Ya te estaba echando de menos en este tu bosque. Que bien que el abuelo te haya traído d nuevo. Besotes.
EliminarKarras, es una delicia esta entrada…ver al abuelo rodeado de los jóvenes y tú inspirándote de sus vivencias…de ese "despertar cada mañana con su eterna y verde sonrisa" Absorbes la bondad de la naturaleza y la cuentas poéticamente…estoy segura que tienes para escribir los mil un cuento sobre los seres del bosques. Te obsequio un poemita que escribí hace muchos años sobre los ceibos, árbol mágico de América del sur…(en Poececi…entradas antiguas.) ahhhh! y ese burriquito con el abuelo es fenomenal!!!
ResponderEliminarAbrazos y buen finde.
Ahora mismo voy a buscarlo Ceciely, muchas gracias. Bueno ganas no me faltan de escribir sobre ellos pero yo creo que cuando los visito en el bosque ellos sin darme cuenta me relatan su historia. No hago más que compartirla con vosotros. Muchas gracias de nuevo y un besote.
EliminarKarras, veo que sigues mi blog de Vanitas pero alguien ha usurpado mi dirección y sale otra web en vez de la mía…por favor bórrala y si deseas entrar a Vanitas hazlo directamente desde Dulcineas. Gracias por tu comprensión.
ResponderEliminarbuenas noches.
Lo voy a hacer así porque es cierto que me están saliendo cosas muy raras. Mas besos.
EliminarMira que te he leído mago, siempre me inclino ante la belleza de esa alma que dejas salir y que es como el mismísimo canto de la madre tierra, pero hoy me he emocionado de tal manera, que cuando he llegado a la parte de Cuentame un cuento abuelo, no pude evitar un nudillo en la garganta y sin temor a equivocarme, es una de las más bellas que te he leído, devoción, respeto, ternura, eso es.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte amigo y a todos por allá, junto a mi deseo de un lindo fin de semana.
Son inspiraciones del abuelo querida Alborada, pero sobre todo son inspiraciones de vuestra comprensiva alma y corazón que impulsan esta alocada cabeza para contaros desvaríos e inquietudes. Gracias por vuestra paciencia y comprensión y muchos besos.
EliminarLas fotos no tienes desperdicios, son una belleza. Envidio ese contacto, esa cercanía que tienes con esos lugares y con esos seres virgenes de la naturaleza.
ResponderEliminarGracias por hacernos partícipes de este precioso post.
Abrazos.
Yo es que no sabría vivir de otra manera hoy por hoy sin tener al menos un contacto semanal con el bosque querida Genessis y despues recordarlo con vosotros es tan delicioso como el perderme entre los árboles. Besotes.
EliminarCómo no ser felices aunque sólo sea durante el leve tiempo que pasamos por tu estancia??
ResponderEliminarEs una belleza la magia que creas con tus imágenes y éso tan grande que llevas en el corazón: EL AMOR hacia todos los seres vivos y, sobre todo, a la MADRE NATURALEZA.
Me ha encantado saber sobre este abuelo que en su regazo, acoge y protege a todos quienes se acercan a él...
Besos
El abuelo teiene una rama que te está esperando par sentir tu corazón querida Mascab. Nosotros también de alguna manera somos nietos suyos. Besotes.
EliminarNo me extraña eso que dices de que todo el bosque parece levantarse en torno al abuelo, como un rey en su trono de musgos y tierra siendo adorado por su séquito fiel.
ResponderEliminarSuerte tenemos los humanos de que existan lugares como ese que nos permitan recordar que existen seres mucho más grandes y valiosos, atemporales y majestuosos que nosotros, simples mortales.
Un besote y un cariño.
Tu en tu tierra me consta que tienes unos impresionantes abuelos, de los cuales algunos amigos me han hecho llegar preciosas fotos. Yo creo que tu los conoceras y si no con el tiempo debes preparar una excursioncilla provista de biberones de repuesto. Es cierto lo que dices, no somos nada comparados con ellos ni en tamaño ni en tiempo, ni en sabiduría. El abuelo es un ejemplo más de los muchos amigos que nos encontramos en el bosque. Ya te mostraré una foto de este sábado de un aliso espectacular. Besotes.
EliminarMe alucinan los castaños, cómo pueden sobrevivir medio huecos, y dar frutos tan exquisitos escondidos bajo un disfraz de púas.
ResponderEliminarSi alguna vez vas por Galicia, en la provincia de Lugo hay unos cuantos que te gustaría ver. Te dejo el enlace:
http://salvatuplaneta.wordpress.com/patrimonio-natural/castanos-milenarios/
Estuve hace unos tres años y tuve la suerte de "ver" un Duende, y hasta una Hada.
Te dejo un beso, Karras.
Como lo he disfrutado Vera. No me extraña que vieras duendes y hadas. Puesto que el arroyo refleja también los rostros de los grandes de corazón. Besotes
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