Volvemos a casa un domingo por la tarde cuando decidimos parar
. Molly y Filla necesitaban un paseo en el campo antes de llegar para estirar
las patitas.
Lo que vimos casi nos deja sin habla. Cientos de manchas
blancas, decoraban cada palmo de terreno.
El aire tenía un aroma de primavera, de
alegría, de vida.
Las pequeñas flores que se agrupaban en pequeñas pero
numerosas poblaciones, lo llenaban todo. Nuestra reacción fue unánime.
¡¡¡Halaaaaa cuantos narcisos!!!.
Se tiene constancia de que en España existe la mayor
variedad de narcisos silvestres de Europa. De las aproximadas 50 especies
conocidas, alrededor de 35 viven en nuestro país a los que hay que sumar
también los hibridajes naturales. Estas flores podemos no saber la variedad,
pero no hay pérdida en reconocer al narciso en sí, ya que una de las
características es su corona tubular que crece desde el centro de los tépalos. Aunque también
existen especies que carecen de ella. Además son hemafroditas conteniendo
estambres (órganos masculinos) y gineceo
(órganos femeninos).
Las hojas nacen directamente del bulbo. Normalmente florecen
muy temprano, huyendo de los calores que vendrán. Son plantas de la familia de
las amarilidaceas.
Existen tantos nombres comunes entre los narcisos que podríamos
llenar un importante número de páginas si pretendiéramos nominarlos. Apenas
tienen usos botánicos o medicinales.
Casi siempre se han recogido con motivos ornamentales llenando los jarrones de
las viviendas. Debido a su belleza eran recolectadas por vecinos y pastores
para ofrecérselas a sus novias. Como normalmente nacen al término del invierno
se ofrecían como sinónimo de buen tiempo. También adornaban imágenes eclesiásticas. Hoy no es recomendable hacer esto ya que
están sufriendo verdadera escasez.
Dicen los pastores que el narciso es venenoso para el ganado
y es cierto que estos pasan cerca de ellos y no los comen. Si acaso algún
jabalí mordisquea sus hojas. Aunque en
honor a la verdad, las cabras de mi amigo Angel (pastor de mi pueblo), por donde
pasan no dejan ni uno.
Según han podido constatar nuestros botánicos en una parte
de Ávila hay una especie, Narcissus bulbocodium del cual se chupaba el bulbo pues está dulce
al parecer. Yo recomiendo lo de siempre, máximo respeto con esto que aunque sea
comestible no a todo el mundo le sienta igual.
La leyenda de Narciso es de sobra conocida por todos por lo
que no la voy a repetir aquí. Solamente
un par de apuntes curiosos. Existe un narciso blanco y de corona con borde
amarillo cuyo apellido es Poeticus, ya os podéis imaginar lo bonito que es.
Este que os presento en las fotos es el Narcissus
cantabricus, que curiosamente crece más bien por el centro peninsular.
Veréis, el sitio en el que estuvimos, estaba totalmente
desierto de gente. Un precioso arroyo nos hablaba con notas de piano mientras
la brisa mecía las acículas de los pinos piñoneros acompañando con acordes
violinísticos a su acuático amigo. Un poco más allá el picapinos se encargaba
de la percusión asomaron dos cuervos que
adornaron con tonos graves para que
destacase aun más en su canto un coro de jilgueros que bebían en el hogar del
pianista.
Extrañamente a toda esta dulce sinfonía los humanos la
llamamos......... silencio.
Hoy voy a hablaros de una planta bastante desconocida ( al
menos para mí) y que me la descubrieron hace pocos años.
Se trata del Pitano nombre vulgar de la Vella pseudocytisus.
Este arbusto crece sobre todo en Castilla la Mancha y en
Granada, en Aragon existe una parecida pero es una subespecie. Dicen que puede
alcanzar los 150 cm de altura, yo tengo la suerte de tener cerca varias
microreservas y nunca vi una tan grande pero sin duda existirán. Para que os
hagáis una idea Molly me ha servido de modelo comparativo en tamaño.
Se poliniza por medio de insectos y vive muy bien en suelos
yesíferos, es más siente predilección por ellos. Soporta oscilaciones de temperatura de hasta
20º que por otro lado son bastante comunes de la mañana a la tarde por estos
lugares donde vivimos ella y yo. La podemos ver en taludes con exposición
de umbría, pero es en el atardecer con
los últimos rayos de sol donde se
aprecia toda su belleza ya que los filamentos de sus carnosísimas hojas a pesar
de su diminuto tamaño parecen manifestarse para saludar al Astro Rey.
Como habréis podido deducir esta planta aguanta la sequia
increíblemente, de hecho sus poblaciones parecen paisajes del desierto.
Está en serio, pero que muy serio peligro de extinción.
Ahora parece que se está concienciando a la población para su respeto aunque
era natural observar verdaderos vertederos improvisados en medio de una
población de ellas. Se han colocado carteles informativos a lo largo de los
caminos y al principio de estos. Tiene narices que después de haber metido la
excavadora destrozando cientos de ellas para arreglar las vías ahora las
utilicen para acercarnos a contemplarlas.
Anda que no he tenido infructuosas conversaciones con el alcalde y ahora
debe de haber descubierto lo que habita en su municipio. Pero bueno más vale
tarde creo yo.
Hay un insecto (Clepsis laetitiae) especie de pequeña
mariposa que se alimenta exclusivamente de esta planta por lo que si esta desapareciera
lo haría también con ella e incidiría negativamente en otros animales que
conforman el ciclo natural.
Isabela, vivía en un pueblo llamado a desaparecer por la migración de sus habitantes. Pero ella
nunca quiso marcharse. Había crecido, jugado, trabajado duramente entre esos desérticos campos. Se acostumbró
desde niña a realizar preciosas diademas con las flores de los escasos
almendros que allí crecían. Sin más compañía que la de “paco” (un enorme mastín que la
acompañaba a todos lados), Isabela dejaba pasar sus días deleitándose con el
paso de las grullas que la saludaban en su vuelta al norte. En realidad no
necesitaba mucho más. En su misma puerta crecían unos arbustos que ella cuidaba con esmero ya que en esas
tierras todo lo que había plantado nunca llegó a germinar. No obstante pasaban
los años y a pesar de reproducirse la planta extrañamente nunca dio flores. Un día apareció Mario. Alto, moreno,
azada al hombro y camisa a cuadros y una preciosa voz que interpretaba melodías
que acariciaban los oídos. Le explicó
que esta, no florecía por los excesivos
cuidados que le propiciaba, que necesitaba menos, para valerse por sí misma
y salir adelante. Mario, se quedo en el
pueblo y ayudó a Isabela en la siembra del trigo, en la recogida, y le contaba
anécdotas de sus viajes y le cantaba
canciones en las largas noches de invierno. A Isabela siempre le extraño el
hecho de que cuando Mario se levantaba
de su sitio acostumbrado al lado de la chimenea, siempre quedaba una pluma gris y roja. El tiempo
pasado juntos le dio ánimos para declarar su amor a Isabela. Y en el mismo momento
en que lo hizo unos alarmantes ladridos
de Paco les hicieron salir de la casa a toda prisa. El mastín miraba con
fijación absoluta a los arbustos, entre medias se atisbaban algunas preciosas
flores amarillas. ¡¡Vella!! llamaron a
la planta en honor al final del nombre de su cuidadora. Mario jamás se marchó y
sus cantos se oían entre los arbustos y los trigales.
En los paseos de las frescas tardes de febrero hay un
habitante que pone música a las soledades del Pitano, el pardillo parece
animarte en la penosa subida a los
cerros donde nos detenemos a presentar
respetos a esta singular planta con nombre de mujer y como no, a su inseparable pajarillo.
Desde que esta leyenda anidó en mi cabeza, las tardes previas a la primavera las contemplo de forma
distinta.
AL principio de
realizar el blog “Cosas mias” escribi esta historia de amor que en aquel
entonces me pareció hermosa. Hoy quiero rescatarla para el reto de “San
Valentin” de nuestros amigos de
“ACOMPÁÑAME”, espero que os guste.
SORAYA Y MANUEL
Soraya era una mujer de una belleza serena. Su mirada verde
había ganado con los años una dulzura que invitaba al descanso en sus pupilas . Su sonrisa lejos de haber perdido encanto se engalanaba
cuando se achinaban sus ojos acompañándola. Lo malo es que sonreía poco. No
hacía muchos días que celebró su 50 cumpleaños. Celebrar es una forma de
hablar, lo cierto es que Soraya se encontraba sola. Hace 20 años que Juan (su
marido) falleció en un fatal accidente de tráfico. Sus dos hijos hace tiempo
que marcharon por cuestiones laborales fuera del país y aunque no faltaba
semana que la llamaran, ya eran dos años sin verlos.
Soraya...... tenía un secreto.
Manuel es de esos
maduritos interesantes. Su pelo canoso, no sólo no le aviejaba en absoluto sino que además, le proporcionaba un atractivo
inusual. De joven perteneció al cuerpo de bomberos lo que le obsequió con una
excelente forma física que aún conservaba y una temprana jubilación que
disfrutar. Cualquiera en la piel de Manuel podría darse por satisfecho. Pero
Manuel era un ser solitario.
Su mujer tras una larga enfermedad que mermó sus ahorros y
su salud dejó este mundo a la edad de 28 años sin haberla dado tiempo siquiera
a tener descendencia. Manuel fué un loco
enamorado de ella. Se juro a sí mismo que nunca querría a nadie más.
Manuel..... también
tenía un secreto.
Soraya y Manuel se conocieron a través de internet.
Relativamente porque nunca quedaron en
verse.
Dos años hace que la casualidad les puso en contacto y desde
entonces no ha habido día en que faltaran a su puntual cita de las 21´00h.
Se han contado de todo, han hablado de la época laboral, de
sus hobbyes de cómo a Soraya le gustan las rosas blancas
y de cómo a Manuel le gusta las noches de verano salir con su telescopio a
contemplar la osa mayor…. O lo que se
cuadre. A ambos les gusta Bach.
Pero aunque comparten muchas cosas, jamás han hablado de
amor.
La poesía les
transporta a lejanos lugares, en el teatro gustan debatir sobre la maestría
de tal o cual actor o actriz. Un paseo por el campo les supone un placer a sus
sentidos y hasta un vecino que les trae por la calle de la
amargura tienen en común.
Entre risas y
cyber-enojos, Soraya le cuenta
como el susodicho vecino pintando la fachada de su casa salpicó su coche bien aparcado (por supuesto)
y no se atrevió a decirle nada porque
debía de ser un bruto inconsciente cuando ni siquiera se dio cuenta de ello.
“Y más cosas que ya te contaré”. Le dice.
Manuel por su parte tiene una vecina dueña de un perro sin
educar que posee la puntual costumbre de hacer sus necesidades en la pradera de
césped que Manuel cuida con mimo.
Cosa que le ha
supuesto en alguna ocasión una leve subida de tensión por no regañar con ella.
Porque no olvidemos…. Manuel, es un caballero.
Y así pasaban los días.
Una de tantas tardes la vecina de Manuel con su acostumbrada distracción dejo
nuevamente que el perro se colase en la praderita que tan bien cuidada tenía
este. Ni corto ni perezoso Manuel corrió
por la cámara fotográfica con la intención de denunciar a su vecina. Sacó un
buena instantánea y orgulloso de su caza esa misma tarde lo comentaba con
Soraya.
Manuel: - “Y es que
date cuenta que la tía parece distraída con su aire de Hippie y el perro todos
los días se hace sus necesidades en mi
jardín. ¿Quieres ver la foto de
esta maleducada señora?”.
Soraya: - “
Claro Manuel mándala a mi correo, sin duda y a pesar
de todo sera una escena cómica”.
Manuel -“ ¿La
recibiste?.
Soraya –“ Ya lo creo. ¿Quieres ver la foto que tengo yo del vecino en plena
tarea?”
Manuel- “Por supuesto
Soraya, así los dos pasaremos un buen rato riéndonos”.
Soraya- “ Pues está en marcha ya lo puedes abrir”.
Manuel abre su correo y el nuevo e-mail de Soraya aparece en
negrita. Habre el mensaje, clikea en datos adjuntos y ……. la propia cara de Manuel lo mira con una manchada gorra de pintura
desde el la pantalla de su portátil.
A la tarde siguiente, Manuel toca el timbre de la casa de al
lado.
Esta historia la escribí
hace un tiempo recordando la conversación mantenida antaño con mi abuelo y mi
tío.
Aún recuerdo con claridad
la hoguera que de pequeño mis abuelos tenían en su casa. De ella y sujeto con una ennegrecida cadena a la pared pendía
un oscuro y gran caldero donde se cocían unas patatas para los cerdos, si, y
también para nosotros.
En los cortos días de
invierno la actividad cesaba a las 5 de la tarde que ya oscurecía y no había
mucho más que hacer que contar historias al amor de la lumbre.
Se juntaban muchas
veces mi abuelo y mi tio-abuelo. Hombre
este último muy bien dotado en la categoría de contador de cuentos,
leyendas e incluso hechos verídicos a
los cuales ponía su toque personal de exposición de los hechos.
En aquellos tiempos los
lobos medraban a diario en las cercanías del pueblo, y mi tio-abuelo contaba
como en repetidas ocasiones había faltado poco para llegar a la lucha cuerpo a cuerpo con ellos mientras trabajaba
en sus tierras para defender su ganado. Y lo hacía con un orgullo increíble.
Un día me preguntó: ¿y tú qué quieres ser de mayor?. Yo, embelesado por las historias diarias que me
contaban a esas alturas ya lo tenía muy
claro.
Yo quería ser un lobo.
Y esa misma noche lo
conseguí.
Tome conciencia de mi
mismo como en un despertar a la vida,
inmediato, de repente, inesperado.
Me sentí de golpe
poderoso, más ágil, más fuerte.
Desechados los complejos
de culpabilidad que acosan al hombre, no participaba de ninguna norma, no tenía
que obedecer no me podían humillar, no
sentía miedo, no me preocupaba por el fin de mis días, tan solo tenía que vivir
el momento y de repente me invadió una enorme alegría.
IMAGEN DE LA RED
Y corrí y al hacerlo quise gritar feliz y de
mis mandíbulas surgió una hermosa melodía que hizo asomarse a la luna y yo le
rendí mi tributo con mis mejores notas.
No tardaron en reunirse
conmigo, hermanos alborozados por el despertar de la noche, todo olía a frescor
de hierba y los arroyos nos hablaban de los lejanos viajes del agua. Y supe que
Tenía una compañera que lamía a nuestros
cachorros recién nacidos. Y abundaban los juegos en la manada podíamos correr
todo el día en busca de alimento y no cansarnos más que lo haría cualquier
humano andando 100 metros. Y cuando volvíamos la fiesta era memorable.
Nuestras parejas
celebraban nuestro regreso con interminables lametones en nuestra boca y
nosotros grandes guerreros y cazadores entregábamos orgullosos los alimentos del día. Mañana ya veríamos pero hoy podíamos comer de nuevo.
Y volvíamos a danzar. No duelen las heridas de la batalla con pocos lametones
estamos dispuestos de nuevo a intentarlo por nuestras hembras, por nuestros
hijos, por la manada. Porque mientras estemos juntos nada puede vencernos, ni
los grandes ciervos, ni el palo que mata.
En una ocasión divisamos
un gran grupo de caballos en el valle cerca del arroyo donde bebíamos. Bajamos
aprisa hacia ellos, sin intención de dañarlos, solo queríamos correr a su lado.
Y ellos lo entendieron y cruzamos a toda velocidad por bosques y montes y el
jefe de la manada un gran corcel marrón y blanco nos saludaba alzándose sobre
sus patas. Y reíamos, y saltábamos y cada día que pasaba era una nueva
aventura, unas renovadas ganas de vivir. Siempre hay un motivo para vivir feliz,
porque el mayor motivo para serlo es que vivimos.
Un día sentí sin haber
visto a nadie cerca, un zarandeo en mi cabeza, cada vez más brusco, y oí la voz
de una humana que me apremiaba a levantarme para no sé qué de una escuela. Y
entonces me incorporé sentado en la cama y lloré amargamente.
Todo había sido mentira,
un estúpido sueño una alucinación nada más.
Pero lo que no me explico
aún es porque después de los años no he encontrado explicación para esta
cicatriz que me cruza el costado como si fuera una dentellada o incluso la huella de algún cuerno. Tampoco
sé por qué cada vez mes cuando asoma la luna no puedo resistir coger el coche e
irme a lo más alto del monte donde hablo con ella como si en verdad pudiese
escucharme y saco fotos desde el cuarto creciente hasta que desaparece a los
pocos días.
No sé si ese sueño
condicionó mi vida o tal vez hubo algo más.
“Yo quiero ser un lobo y vivir en una tierra no contaminada, con
bisontes pastando en las padreras como aquellos que quedaron pintados en la
cueva de Altamira; y cantaría a la luna por la felicidad infinita de vivir en
un mundo así”
Cuentan los rumores que Rosa fue maestra y madre en el
pueblo.
Su Marido falleció
tras largos meses de sufrimiento por unas fiebres que los médicos no supieron
identificar.
Rosa le cuidó siempre casi sin dormir durante días y días al
tiempo que sacaba adelante a su hijo y al tiempo también, que ejercía su
profesión.
Su sufrimiento durante 13 meses fue enorme.
Tenía una particular forma de tratar a los niños en clase.
Toda la enseñanza que impartía tomaba
forma de cuento o leyenda fantástica. Los números eran soldados de un lejano
reino, en la historia aparecían dragones y hadas, toda la ciencia provenía de
magos y brujos que se manifestaban contando sus experiencias y experimentos. En el lenguaje deliciosos dulces y tartas de
todos los colores se comunicaban con los peques enseñándoles las bondades de
achocolatado, con rojas fresas, nata espesa,
piruletas con formas, los verbos de gustar, comer realizar, soñar....
Y los niños aprendían disfrutando, riendo. Aunque como se
puede intuir los puristas de la localidad tenían miles de argumentos
contradictorios para esta clase de enseñanza. Lo que nadie podía negar era la
eficacia de su método.
Rosa gustaba de preparar sus clases junto a la laguna de la
localidad. Allí con el sol de la tarde en
su cara y su pequeño correteando entre las aves de la laguna el trabajo se
convertía en inspiración, en placer.
Una mañana ni Rosa ni su hijo Iván, aparecieron por la
escuela. Fueron a su casa y comprobaron que no había nadie. Es más, la vecina
no tenía constancia de que hubiesen vuelto el día anterior.
Buscaron por todos los alrededores y tan solo encontraron
una pequeña gorra roja como la que llevaba Iván y un pañuelo flotando en las
aguas en cuyas orillas solía contemplar
los atardeceres.
Nunca se supo más de ellos, aunque especulaciones nacieron
para todos los gustos.
Unos dicen que un padre furioso acabo con los dos.
Que el niño cayó a la laguna y ella, tratando de salvarle
pereció a su lado.......
Los niños que ahora tienen entre 30 y 35 años saben la
verdad. Estos, que fueron alumnos de Rosa han crecido en libertad, con una
preparación inicial que les abrió puertas
cerradas a otros. Hombres hoy, libres pensadores. Maestros algunos,
poetas, pintores, narradores, catedráticos. Todos ellos con el denominador
común de haber aprendido a vivir en coherencia con el mundo.
Y su respuesta es sencilla.
Rosa e Iván siguieron la llamada de esos seres que ella tanto les habló en clase. Seres, que
quisieron recompensar a Rosa y a su pequeño otorgándoles una vida de fantasía. Seres que habitaban la laguna y que ahora la reconfortan y la premian por toda
una vida de dedicación y de amor a pesar de todos los obstáculos que encontró
en su camino.
Como no podía ser de otra manera, la laguna fue rebautizada
con el nombre de "Laguna de Iván y las Rosas".
Muchos de sus antiguos alumnos visitan este espacio (hoy
protegido). Son ellos los que me han contado que si tenemos una mente abierta y
dispuesta a creer, podremos contemplar extrañas y bellas luces a ciertas horas en la
laguna.
Si somos observadores incluso, se pueden llegar a ver a los
aves fénix reflejándose en sus aguas, delfines que transitan por sus cielos,
Incluso en la misma tarde, los colores de sus verbos
saludan al caminante.
Sea como fuere, en primavera decenas de “ROSAS” flotan en las
aguas haciendo honor al nombre de esta, dicen que depositadas por quienes la amaron de niños, y también cada 18
de enero, escoltado entre pétalos las
acompaña un poema titulado “Creo” de Mayra G.
Una reconocida poeta cubana.
Sin duda..... fue una buena Maestra.
Contará no más de 12 años, una edad insuficiente para la
responsabilidad de la que hace gala.
Un corazón enooooorme
para caber en ese cuerpecito tan
pequeño.
Pablo es grande, es
un gran mago con poderes extraordinarios.
A veces con un solo dedo tapamos estrellas, a veces
con la facilidad que aporta la ignorancia tapamos una serie de virtudes que
tienen ciertas personas por que simplemente nos parece increíble que las
tengan.
Pablo tiene una voz suave, aniñada como no podía ser de otra
forma. Una voz agradable que es escuchada por todos los seres y no me estoy
refiriendo a humanos.
Su don, es que habla con los animales y estos........ le
entienden.
No, no estoy exagerando. Le he visto llamar a gatos callejeros,
huidizos y problemáticos que llegan a sus pies y se tumban. Le he visto salvar
de muerte cierta por inanición y abandono a muchos de ellos y dedicar el tiempo
que otros de su edad dedican al balón, a cuidarlos, alimentarlos, jugar con
ellos. Mientras, sus amigos le miran con
recelo sin comprender..... nada.
Mi propia Filla, tan
solo tiene que oir su melodiosa voz para
caer derrotada a sus cariños ignorándome por completo.
lA CARA DE PABLO ESTÁ OCULTA POR RAZONES OBVIAS.
Pablo no pide nada, no pone a nadie en el compromiso que
significan las ayudas. La mayoría de las veces ni siquiera sabe cuantos
animales tiene a su cargo cuando llega al parque. En una ocasión le vimos de
lejos con un gato maltrecho y enfermo al
que habían arrojado delante de Él por la ventanilla de un coche. No quiero imaginar
conociéndole lo que sintió en ese momento. El gato hoy ya está colocado en una
agradable casa.. Pregunta por todos los animales del barrio a sus dueños y sabe
todos sus nombres. Si están de paseo, pregunta por su itinerario y corre a
buscarles donde sea para saludarlos. Pablo gasta toda su paga en alimentos para sus
amigos. La sonrisa que le asiste jamás abandona su rostro
Hoy es el cumple de su perro y ha estado ahorrando para un
obsequio en forma de deliciosas chuches.
Pero es que en el cole también es distinto. Mar dice que es
encantador y educado con todo el mundo. Parece mentira como las mayores
virtudes eligen su hogar en los sitios menos contaminados, más humildes, más puros.
Mi cuerpo y mi mente han ido creciendo con el tiempo pero es
ahora cuando conozco a Pablo, que me doy cuenta que mi corazón no lo hizo al
mismo ritmo. Ahora he de empezar de nuevo con alguna terapia de ánimo, estimulo
y atrevimiento para que este se desarrolle como debiera haberlo hecho porque,
ya que no lo conseguí de pequeño, ahora
de mayor quiero llegar a tener un
corazón tan grande, generoso y tan lleno de poderes como el del verdadero mago........
como el de Pablo.