En
la composición de nuestro cerebro destaca el dato de más de un 75% de agua.
Luego
las ideas, pensamientos, sentimientos y sueños que habitan en nuestro ordenador
natural diríase que nadan en un orgánico
mundo compuesto principalmente del líquido, que supone el alimento casi
principal de todo nuestro planeta, de toda nuestra vida.
Y
ya que la vida se originó en el agua no es descabellado pensar que los
sueños nacieron al tiempo de la mano de ella.
Con
esta idea partimos en busca de un lugar donde encontrar nuevos sueños y donde
los recién engendrados pudiesen tener, un aporte extra de fantasía.
Y
lo encontramos, pero me quedo corto si
digo que superó todas nuestras expectativas.
Tras
un largo viaje en el que (como no) nos perdimos en la maraña de cruces
aconsejados malamente como no podía ser de otra manera por un Tom Tom que es el
más Ton ton de toda su serie al final,
la frondosidad de diversas especies arbóreas nos indicaban la abundancia de ese
bien tan preciado, de esa agua, de esa vida.
Y
nos pusimos a soñar entre diversas cascadas y lagos, entre melódicos arroyos y
cantarinas fuentes, entre el rugir de la vida y los paisajes que forman parte de los sueños.
Empezamos
remontando un arroyo tranquilo que se
volvía bravo a medida que se agudizaba la subida.
Y la primera imagen de una
cascada peinada tal vez por las colgantes ramas de sauces llorones, nos asalta y llena las retinas impactándolas de belleza.
Música celestial acompañaba el viaje de esa libre caída.
Vimos fresnos jugando en medio de la
corriente, nos adentramos mediante pasadizos excavados en la roca hasta las
mismas entrañas del mayor de los saltos
de agua del lugar.
También
nos miramos en los espejos donde se reflejan
las montañas desde hace tanto tiempo, y dejamos a nuestro otro “Yo”
navegar en barcas jubiladas, le dejamos fusionarse con aguas tranquilas mientras
nosotros quedábamos en la orilla.
Nadamos
con sus habitantes y volamos con los inquilinos de los árboles, nos posamos en las flores y formamos por un
instante que duró una eternidad parte de ese mundo creador de vida, creador de
sueños. Y fue en ese instante que volvimos a ser los humanos creados para
cuidar del resto.
Soñamos
que vivíamos y vivimos el momento porque
fuimos capaces de soñar.
AL
final del recorrido llevábamos las mochilas llenas de sentimientos, de amor, de
sueños.
Pero
mentiríamos si no mencionáramos que buena parte de los nuestros decidieron
quedarse formando parte del lugar donde
se fabrica la materia con que fueron diseñados, el lugar donde vieron la luz por
primera vez, antes de partir para intentar enseñar a los humanos………. la
importancia de soñar.
HACEDME
EL FAVOR DE SER FELICES KARRAS.