La niña
tonta sonreía a todos los del pueblo.
Un vestido
lleno de costuras mal cosidas, un perro pequeño y sucio que nunca se separaba
de ella y dos coletas que parecían
hechas mucho tiempo atrás, eran todas sus pertenencias.
La niña
tonta no tenía amigos, principalmente porque estos se burlaban de ella llamándola "niña tonta", eso……..cuando eran capaces de levantar las caras de sus
supermodernos y ostentosos móviles.
Normalmente se
reunían en el parque cada uno con el suyo sin dirigirse la palabra, tan solo
mantenían la mirada en ese estrecho rectángulo que se alimentaba de coberturas, baterías caras y debilitadas neuronas.
A la niña
tonta lo único que le gustaba era pasar las horas después de la lluvia jugando
con el mejor regalo que le hizo su padre muchos meses atrás cuando se marchó a
caminar entre las nubes……….”una lupa”.
La gente
contemplaba a la niña tonta y meneaban la cabeza en clara alusión a su
demencia.
La niña tonta era un caso perdido.
Algunos viéndola
observar las gotas que brillaban se
acercaban con sarcasmo a preguntarla. ¿Qué ves ahí niña tonta?
Ella se daba la vuelta despacio, les miraba de arriba abajo, suspiraba prolongadamente, y con pasmosa seguridad respondía
“Vida”.
Se alejaban riéndose
de ella.
Y ella los
veía alejarse sonriendo a su vez.
HACEDME EL
FAVOR DE SER FELICES KARRAS.