Petra había sabido
sobrellevar como nadie su carácter
basado en prontos. Desde siempre
constató que no era sino una simple artimaña para esconder sus puntos débiles.
En realidad Gabriel era
un enamorado de sus tierras. En las calurosas tardes de verano se recostaba en
el tronco de la gran encina que protegía su casa y transformaba un haz de mimbre en unas
hermosas cestas que luego vendía en el pueblo. Muy cerca de casa un cantarín arroyo (que nunca vio seco) le proporcionaba
la materia prima.
La incansable cigarra parecía hipnotizarle y le arrebataba
alguna hora de consciencia. Petra se encargaba de devolverle a la vida con uno
de sus poderosos gritos que espantaban a los gorriones de la encina.”Despierta
ya viejo chocho que tienes que sacar el estiércol de la cuadra” Su voz era tan
potente que hasta “Poncho” se despertaba ladrando sin saber a qué. Por las
noches sentado a la puerta en una vieja
silla con asiento de esparto, sacaba virutas a un palo por el puro placer de
hacerlo mientras una rítmica lechuza que construyó su nido en la parte alta de
la cuadra, ululaba a las estrellas, esta noche especialmente
hermosas y claras.
Pedro llegó de improviso
a casa de sus abuelos. Acababa de terminar sus estudios de literatura y sus
padres le aconsejaron unos días de esparcimiento en el campo, lo cual tendría
una doble ventaja para Él. Por un lado descansaría de la inmisericorde tortura estudiantil y por
otro retomaría la relación con sus abuelos algo enfriada por la distancia.
Petra, al igual que todas
las abuelas se esmeró en el arreglo de su cuarto y le preparó las mejores
patatas viudas que pudo dar el pequeño huerto. A Gabriel por su lado no le
hacía mucha gracia la visita del muchacho. Seguramente la ciudad se habría
encargado de volverle un inútil incapaz de cavar dos metros con la azada. Bah
hasta el traidor de Poncho parecía pasárselo mejor corriendo detrás del palo
que le arrojaba, que sesteando en el
suelo oscurecido por la impenetrable
encina. Una mañana decidió probarle y le levantó antes de que los primeros
rayos de luz se colasen entre las
rendijas de madera de una contraventana sin cristales que nunca llegó a cerrar
bien. –Tenemos que sacar agua del pozo para el ganado y acarrear la paja- .
Como era de esperar Gabriel hacía mucho que no se lo pasaba tan bien. Constantemente al muchacho se le derramaba
casi todo el agua de los enormes cubos al cargarlos en su poco acostumbrada
espalda . En cuanto a subir la paja al
desván lo cual se hacía con grandes horcas de madera mejor no hablar. Pero a pesar de la contenida risa del abuelo Pedro
no emitió queja alguna. Esto llenó de satisfacción a Gabriel. Eso estaba bien.
El chico parecía tener orgullo. En el fondo se notaba que la sangre de la
familia seguía intacta a pesar de los
inconvenientes vividos en la civilización.
A otro día cuando el
abuelo le llamó desde abajo, Pedro no podía creer lo que le estaba pasando. La espalda no le
respondía a la orden de flexionarse para levantarse del camastro, los brazos
eran inútiles hasta para retirar la sabana que Petra le había puesto para cuando
llegase el relente de la madrugada. El abuelo le llamo una segunda vez. Poncho
ladraba en la puerta como si quisiese colaborar en despertarlo. Optó por rodar
de lado hasta el suelo y una vez allí flexionando como pudo las rodillas irse
enderezando hasta quedar de pie. !!!Dios que dolor¡¡¡ a medida que ganaba movimiento, la sensación
de estar escayolado desaparecía. Otra cosa era ponerse las botas.
El desmesurado tazón de
leche acompañado por una increíble hogaza de pan tierno parecía obrar milagros en
la maltrecha constitución de Pedro. Solo
fue una ilusión cuando cogió la azada para abrir los surcos de los tomates,
dolores que nunca había experimentado recorrieron su anatomía hasta los lóbulos
de las orejas . Aún así no cedió y con escasa maestría pero enorme tesón fue
realizando los surcos tal y como indicase el abuelo. Esto hizo que una mirada de admiración de Gabriel
se clavase en el chico y le hiciese temblar un poquito el labio inferior. Felipe el vecino pasaba montado en su
borriquillo con la mula atada al serón de este y paró a saludar y ofrecer un
trago a los labriegos. Buen día Gabriel
Parece que este año no nos va a faltar el agua. ¿Quién es el zagal?.
Gabriel echó un trago de la bota sacó la bolsita de tabaco picado la cual
ofreció a Felipe, lleno de aire sus pulmones y contestó es mi nieto que ha
venido a echarme una mano. Y al hacerlo
desmoronó para siempre el miedo que le daba aceptar a Pedro.
Los días se repitieron y
la labor campestre iba modelando el
cuerpo de Pedro proporcionándole un aspecto de chico saludable del que
siempre había carecido por no hablar del incremento de fuerza y músculos dorados muy lejos ya de esa palidez mortecina
con que llegó a la finca. En alguna ocasión era Pedro el que aliviaba la
espalda de Gabriel despojándole de la enorme gavilla de leña con que se
calentarían en invierno, También aprendió a esquilar ovejas con tijeras y a
encontrar los huevos que las gallinas ponían cada vez en distintos sitios las
muy…..
Una tarde-noche cuando volvían de las tareas
Pedro habló con Él. Abuelo (le dijo)
en la universidad donde estudio
cada dos años realizan un concurso de novela corta y a mí me gustaría
participar contando la historia de la abuela y tuya. Mira chaval (contestó Gabriel) aquí hay mucho
trabajo que hacer y no puedo perder el tiempo en esas tonterías. Pero abuelo yo
te ayudo durante el día y luego por la noche me cuentas cosas que yo voy
anotando y ya está, ¿Qué puedes perder?. Es que las horas de sueño las necesito
para los trabajos más duros del día. Vale abuelo yo me encargo de lo más duro y
tu pierdes un tiempo conmigo ayudándome en la novela ¿vale?. Bueno pero como no
salga el trabajo cortamos y punto ese es el trato. De acuerdo abuelo ¡¡¡ hasta mañana!!!.
Al día siguiente Pedro se levantó incluso
antes que Gabriel al cual tuvo que despertar. Labró el campo ayudado por la
mula, limpió las cuadras, regó los tomates y algunas cosas más. Por la noche
sacó su libreta y dirigiéndose al abuelo exclamó ¡¡¡bueno
empecemos!!!. Poco a poco las palabras salían por boca de Gabriel el
cual contaba desde que era un chaval y no pudo estudiar por ayudar en casa
hasta como conoció a Petra. En cierta ocasión (contaba) tuve que ponerme unas
gallas de roble en el culo porque las almorranas no me dejaban ni dormir. Y
Pedro escribía: Debido a un ataque de hemorroides se pasaron penurias y
principios de inanición al no poder trabajar. Pero ¿qué coño estas puniendo ahí? (exclamaba
Gabriel cuando Pedro le leía lo escrito)
yo no he dicho eso. Ya abuelo, pero es que si no la gente no lo lee, mira
chaval tu pon las cosas como son pá no engañar a nadie. Si no, no sigo más.
Pedro miraba al techo y con un suspiro dijo- de acuerdo Tú ganas- . Muchas
correcciones le hacía Gabriel y a Pedro no le quedaba más remedio que atenerse
a lo pactado. Y así todas las noches. El final del verano llegó y a ambos se
les hizo más corto de lo que esperaban Pedro tuvo que retomar sus estudios no
sin antes prometer que volvería el verano siguiente para terminar la novela y
ayudar en las labores. Petra le preparo un morral con productos de la casa que ya
quisiera cualquier cesta de Navidad. Gabriel,
el inmutable Gabriel no pudo contener el diminuto riachuelo que nacía en
uno de sus ojos del color de esa tierra.
Pedro fue recibido en
casa con escepticismo ya que no paraba de hablar de sus abuelos y de las ganas
que tenía que pasase el invierno para volver. Su padre algo preocupado, pero
sobre todo orgulloso le decía a su esposa: bueno parece ser que el campo le ha
sentado bien.
Y así paso el invierno y
no habían llegado últimos días de junio cuando Pedro preparó la maleta y se personó el primero en la taquilla de los
autobuses que le llevarían de vuelta con sus abuelos.
El camino desde el pueblo
se le antojaba realmente hermoso. En los bordes hileras de azuladas borrajas
eran visitadas por besos aéreos de todos los colores que libaban sus flores sin
descanso algún conejo despistado iniciaba una frenética carrera asustado por su
presencia.
En el cielo entre
nubecillas extraordinariamente blancas se recortaba la silueta del águila real
y todo estaba inundado de miles de olores. Pedro se sentó un momento, cerró los
ojos y dejo que el hada de la brisa
jugase con su flequillo. Al llegar a la
finca su nombre sonó como un trueno en boca de Petra. A Gabriel que se
encontraba herrando la caballería en la cuadra se le cayó el pitillo de la boca
y pronunció el nombre de su nieto en susurros.
Más no salió para no deshacer el encanto sólo cuando una silueta se
recortaba a contraluz dejo caer el martillo y se fundió en un abrazo con su
nieto. Abuelo me debes una novela. Pues
manos a la obra Tú ya sabes lo que tienes que hacer también y estalló una
sonora carcajada que asustó al estúpido gallo el cual se puso a dar vueltas
como loco en el corral.
Pedro devoraba las
viandas de la abuela que le mantenían en pie para soportar el ritmo de la finca
y por las noches su novela iba adquiriendo detalles de Best- Seller. Y cada
noche mientras Gabriel pelaba su palo le hablaba de tiempos pasados con mil
anécdotas incluidas.
Y llegó el día. La novela
de Pedro fue elegida entre veinticinco finalistas. Al pronunciar el nombre del
ganador, su nombre
el jurado, se acabaron las formas emitió un grito digno de su anciana
abuela. Tanto es así que hubieron de llamarle la atención dos veces. No perdió
el tiempo, corriendo calle arriba como
si estuviera lloviendo llegó a su casa con la respiración entrecortada. Padre,
Madre¡¡ he ganado!!, ¡¡ he ganado!!, ¡¡he
ganado!!. Sus padres al principio del salón y de espaldas tapaban una pequeña
figura humana al separarse estos vió que
era ella. ¿Abuela? Con una mezcla de alegría y asombro. ¡¡ abuela!! gritó pero enseguida se detuvo, algo no iba
bien. Lejos de la alegría propia del momento, los ojos de la abuela reflejaban
una contenida tristeza se fundieron en un largo abrazo. Después ella rebuscando
en los plieges de su falda extrajo un paquete envuelto en un trapo. Él me dijo
que te entregara esto. Desenvolvió el
paquete con los ojos inundados y descubrió la navaja del abuelo junto con el
palo que solía pelar durante las largas conversaciones nocturnas. Cayó al suelo
de rodillas. ¿Cómo mitigar un dolor así?.
Con el paso de los años
Pedro publico varias novelas algunas de las cuales le consagraron como escritor
de élite. No obstante en su mesilla siempre descansaba la que hizo con su
abuelo.
En cierta ocasión una avispada periodista, le preguntó cuál era el secreto
por el que sus novelas eran tan
amenas y transmitían tanta paz. No hay secreto respondió el salvo que usted
llame secreto a escribirlas en un campo
primaveral a la luz de las velas mientras
desgasto un palo de encina con
una pequeña navaja. Ella dibujo una
sonrisa y bajó la mirada con un claro
atisbo de sonrojo cuando Él correspondió de igual manera.
Pero eso…….. es otra
historia.
HACEDME EL FAVOR DE SER
FELICES KARRAS
REEDICIÓN
jejeje, qué buena descripción haces, amigo karras, de la paz que inspira el alejarse del ajetreo "mundanal" y dejarse llevar por la paz del campo en su estío, aunque, en primavera está mejor. Pero se va, cuando se puede ir y ya está.
ResponderEliminarHay gente que sabe plasmar con su letra, con sus pensamientos, el gozo de vivir esos momentos, de respirar ese "embrujo" del campo, de percibir esos olores, sensaciones que desprende la naturaleza en su estado más puro.
Y bueno, perdona que se me olvide qué más iba a decir, es que acabo de poner la 6 y sale Ana Simón.
El caso es que es muy buen post y me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Tiene todo esto una ternura especial ¿verdad Dany?. Los abuelos y el pueblo, la felicidad de sentirse de nuevo chiquillo recorriendo esas veredas y caminos. Aunque sea de vez en cuando, lo necesitamos sin duda. Un abrazo.
EliminarQue historia tan hermosa Karras! Aprendió que todo en esta vida tiene su esfuerzo y recompensa, aprendió tesón, constancia, paciencia y amor a la Madre Tierra. Su abuelo es su ángel y es quien le guía en sus escritos por eso transmiten tanta paz.
ResponderEliminarEl sendero y la fuente me encantan, son mágicos, como tú.
Besotes con varita mágica torpedo!
Este abuelo como dice el título es el nuestro querida Ión, el de todos nosotros. Dime un solo abuelo que no haya impactado en el carácter de su nieto/a. Todos y cada uno de nosotros llevamos a nuestros abuelos muy cerca del corazón. Yo no se porque despues de tantos años muertos sigo soñando con ellos tan a menudo. Pero siempre son sueños bonitos, siempre bonitos recuerdos. Besos soñadores torpeda.
EliminarHola mago, uffff que historia que nos dejas mago tan bonita y emotiva, caray hasta se me han saltado las lagrimas imaginándome a la abuela cuando le da lo del abuelo y el cayendo de rodillas, vaya que bonito y a la vez triste, con el relato has echo que me vengan muchos recuerdos del único abuelo que conocí, también con el pitillo en la boca y sentado en el patio que tenia la casa y el garrote en la mano, y ese tazón de leche con pan ufff que rico madre mía, que recuerdos tan bonitos.
ResponderEliminarPedro se llevo un gran recuerdo de su abuelo que le enseño una gran y bonita lección de vida, a amar sobre todo la sencillez, me ha gustado muchísimo el relato mago que espero como tu dices siga con esa otra historia, gracias por todo y por hacer que con tu relato viniesen recuerdos un tanto aparcados, esa es tu magia mago:)
Una lluvia de besotes!!
Con la emoción no te he dicho que las imágenes... sin palabras de lo bonitas que son:)
EliminarMas besotes!!
Ya sabes Piru, amiga, qu casi todo lo que escribo tiene un toque personal. Y aunque sea una historia inventada muchos, pero que muchos matices son vivencias directas. Mi abuelos eran así. Ella de un carácter propio de una luchadora nata en la vida y él, siempre a la sombra siendo tan bueno como lo era ella. Ni que decir tiene lo que yo he disfrutado a mis abuelos y que ojala yo sea digno transmisor de sus enseñanzas. Besotes montones.
EliminarMaravillosa pero maravillosa historia , karras , me ha encantado y me ha trasladado a esa casa de los abuelos con olor a campo, a pan recién hecho , al corazón mismo de la vida y de la Naturaleza , al corazón también de los seres humanos . Me has envuelto en un halo de mágia y de encanto natural . Esta historia me llega al corazón ¡ y que bello el amor de los abuelos y nietos! ¡ y los campos, y los caminos envueltos en flores de mil colores ! ¡Que hermoso trabajo de cooperación entre abuelos y nietos ! Uno aprende del otro y viceversa y eso me ha encantado . Tienes una sensibilidad que admiro profundamente , karras y sabes sacar lo mejor de cada uno de nosotros con cada palabra que escribes ¿ y qué decirte de tus hermosas Fotos? sin palabras , me dejas sin palabras , de verdad.
ResponderEliminarVenir aquí es como recibir una bocanada de aire limpio y fresco siempre. Gracias ! Un abrazo grande
Muchas gracias Charo por tus impagables palabras. Comentarios como el tuyo hacen que merezca la pena atreverse a escribir. Verás yo ni soy buen narrador ni lo pretendo, ni siquiera buen fotografo (Soy autodidacta en todo lo que he emprendido en la vida)lo único que tengo suerte si, una inmensa suerte de que he dado con gente como tu capaz de tragrse un escrito tan largo y despues valorarlo. Una vez hablando con mi amiga Piru le dije que yo no era persona que recibía muchos comentarios pero los que se dignan a pasar por aquí son de una calidad impresionante para muestra el que me dejas. Muchas gracias y muchos besos.
EliminarHola torpedo pues casi sin palabras me quedé anoche cuando lo lei, pero cuando fui a contestarte na que el cabron este no queria funcionar, ejjeje, me levante esta mañana y seguía igual y ahora que me voy a ir parece que funciona.
ResponderEliminarUna hermosa histaria contada magistralmente por un mago de las letras y es que los abuelos cuando decidimos escucharlos tienen mil y una lecciones que enseñarnos y regalarnos.
Las fotos con que acompañas el relato estan geniales lo que hace que la historia parezca que cobre vida.
Realmente impresionante querido
un abrazo que me piro y sí, nos vemos el domingo
Ambos hemos tenido suerte con los abuelos querido amigo. Verás, pienso que los imbéciles que no saben valorar sus enseñanzas, anecdotas o las mil historias como bien dices, se están perdiendo un tesoro incalculable. Desde siempre mis abuelos me contaban cuentos y mi tío abuelo...... bueno ese era un artista donde los haya y además tu también lo conocias. Me ha gustado pasar el domingo contigo y hablar de nuestras cosas por el campito. A ver si terminas de hacerte rico y empezamos nuestras salidas. Un abrazo.
EliminarLa historia es preciosa, sin ninguna duda, pero las imágenes es que son espectaculares, captas el alma de las cosas con tu cámara, haces magia : )
ResponderEliminarMuchos besotes
Muchas gracias paraiso. La verdad es que la fotografía es la que suele inspirar mis escrito y no al reves. Una cosa, yo no soy fotógrafo simplemente disparo aquello que me gusta y tengo la inmensa suerte de coincidir con vuestros gustos. Mis fotos son vuestras ya lo sabéis. Mil besotes.
EliminarEl mejor libro donde se aprende sabiduría es la misma vida y… Pedro no solo escribió sobre la vida, vivida por su abuelo, sino que a la vez iba escribiendo su propia vida. Magistral narración la tuya Karras, que nos llevas, como Pedro, de la mano por el campo y nos hace saborear la cotidianidad, no solo con palabras sino con fantásticas imágenes, haciendo más sentida y real la trama de la historia. He derramado unas lágrimas, porque las despedidas para mi son fatales.
ResponderEliminarFelicitaciones amigo y…quien quita que un día tú te encuentres publicando un libro con estas vivencias tan hermosas y "De la mano con el bosque".
Abrazos querido amigo y buen fin de semana.
Uy mi querida Ceciely. Yo no tengo capacidad literaria, tan solo me divierto escribiendo quizas porque soy un poco charlatán y me escuecen dentro las palabras. Vosotros en cambio distáis mucho en talento de este publicador de desvarios. No obstante tengo un ego por supuesto (como todos)y me encanta que aunque sé que no es bueno lo que escribo hay alguien al otro lado que se solidariza conmigo y me lee. Muchos besos.
EliminarAcabo de leer tu pregunta acerca de la luna y noooooo, no soy yo la autora de esa maravilla. Puedes regresar a leer la leyenda que copié al pie del video y verás cómo y por quien fue realizado.
ResponderEliminarGracias por tus cumplimientos. Cuando las palabras me tocan, me emociono y soy capaz de escribir un libro. eso me pasa con tus entradas.
Besos Karras.
De nuevo gracias amiga. Ahora vuelvo otra vez porque en serio que me encantó. Mas besos.
EliminarHola Karras.
ResponderEliminarMuy interesante, ameno y hermoso este relato que nos lleva a esos recuerdos del pasado, tus fotos preciosas, puedo coger alguna? gracias.
Estos días han sido un poco difíciles para mí, por la pérdida de un ser cercano y querido, perdona mi ausencia.
Que la esperanza siempre florezca en el jardín de tu alma y tu corazón se llene de los colores del arcoíris.
Gracias por caminar a mi lado en este complejo mundo invisible y que me sigue dando el problema de no reflejar mis publicaciones en mi lista de blogs, posiblemente tampoco en los demás, no sé, como arreglarlo.
Un abrazo.
Ambar
Mañana intentaré contestaros a todos porque voy escaso de tiempo. Pero respecto a las fotos pues claro que puedes coger las que quieras y gracias por el cumplido que supone que me las pidas. Besotes. Siento mucho tu pérdida de verdad que si. Si puedo ayudarte en algo no dudes en pedirmelo y si está en mi mano está hecho. Besotes y ánimos.
EliminarNormal que se haya enamorado de sus tierras, yo también lo habría hecho, son hermosísimas. Un besazo.
ResponderEliminarSin duda alguna Tamara. Besos.
EliminarMi querido Karras!!!!!
ResponderEliminarMe ha emocionado tu relato, lo describes con tanta realismo, que me he puesto a llorar como una tonta, y es que, amigo mío, entre tu historia y las hermosas fotografías parecía que estaba allí, viendo trabajar a abuelo y nieto juntos en el campo.
El valor de la amistad, el orgullo del trabajo bien hecho, la fuerza y el esfuerzo, el tesón, el cariño y el amor a la tierra, a la Naturaleza, poder respirar...qué mejor premio que el amor y el respeto de su abuelo?.
Nada que no paro, terminaré el comentario haber si termino yo también de llorar.
Perdona mi tardanza Karras y gracias por tus visitas.
Un enorme abrazo lleno de cariño!!!!
El compartir con los abuelos no tiene precio querida Estrella. Nadie que haya tenido oportunidad de conocerlos debe dejar pasar este tren. Los abuelos son especiales porque son recipientes llenos de amor para ofrecer sin límites. Ellos te inculcan el cariño por lo que te rodea y a menudo tienen una influencia más grande aún que los propios padres. Besotes.
EliminarDIOS CUANTA BELLEZA¡¡¡¡
ResponderEliminarvengo a traves del blog de Maria Saez, y por supuesto aqui me quedo
MARAVILLOSO TU BOSQUE e infinito...
Saludos
Pues seas muy bienvenido a este tu bosque Tramos. Elige tu rinconcito porque ahí al lado del arroyo bajo el sauce todas las noches de primavera contamos historias sobre los habitantes de los árboles. Un abrazo.
EliminarBello, intenso, emocionante y para reflexionar sobre este ejemplo de vida. Las fotos son sublimes, tanto como este inolvidable relato. ¡Brillante! Un abrazo
ResponderEliminarCaramba Alma. Te había perdido la pista desde la apertura de este blog. Ahora mismo te recupero y paso a visitarte. Besotes mil.
EliminarHe vivido la historia como si fuese mía, no conocí a mis abuelos, me hubiera gustado fueran así, sencillos, de campo, nobles y fuertes
ResponderEliminarEn verdad hermosa y emocionante historia, así como tus bellas imágenes
Una historia llena de vida
Gracias por compartirla, un abrazo