UNA BERZA

Alrededor de esta época y nada más trasladarme a vivir en estos lugares había una planta que me llamaba poderosamente la atención por su precioso colorido entre malva y rosáceo.  Es una especie de alhelí silvestre llamado “Mathiola incana” y el sitio donde lo vi por primera vez era en los alrededores del catillo donde tanto nos gusta ir a fotografiar la luna.

Así que el martes pasado con Filla y Molly nos decidimos a dar una vueltecilla para hacer unas fotos de esta flor. Tan solo encontramos una matita con apenas cuatro florecillas maltrechas. Era un poco pronto para verlas.

Pero el resto de la semana cuando volvía a casa yo veía en los taludes de la autovía diversas matas de esta planta y me decía: Pero co….  ¿es que ahora van a crecer en otros lados?.  Bueno se trataba de descubrir un desvío para acercarnos a ella y poder sacarla fotos para que la disfrutarais con nosotros. Pero la cosa estaba muy jod… ya que tendríamos que dejar el coche en un huequecillo entre los quitamiedos y pasar corriendo al otro lado antes de que volviera la marabunta de coches del fin de semana.

Bueno como la cosa apretaba y estaba algo acojonado por los coches tiré deprisa las fotos que pude, cogí una muestra de la planta y salí zumbando de allí.

Había algo que no me convencía.  Las hojas no las recordaba en esta disposición. Y sospeché que no era lo que buscaba, así que al llegar a casa….. hala como un loco entre los libros a ver que era esto.

Y resultó ser una berza silvestre concretamente una “ Moricandia moricandiodes”.

Se trata de una crucífera con hojas carnosas que abrazan  al tallo, las flores (sobre todo a distancia) se parecen enormemente a las de la Mathiola, con un precioso color violáceo y parece ser que gusta crecer en taludes con peligro de derrumbe y además es una de las pocas plantas capaces de hacerlo. El suelo ha de ser calizo, por eso va tan bien por estos lares. Su fruto es alargado (silicua). Las inflorescencias  (conjunto de flores juntas ej: la hortensia) pueden llegar a tener de 20 a 40 florecillas con los nervios muy marcados. Hace apenas diez años (según he podido leer en libros de la época de otros estudiosos ingenieros del lugar) tan solo se descubrió una planta en la N-400. Ahora si vieran su proliferación en los taludes se quedarían con la boca abierta.

Bueno al ser un poco rarilla apenas he encontrado en mis libros información por eso siénto no ofreceros todo lo que  yo quisiera. Cuando me acerque a la biblioteca del botánico de Madrid procuraré recopilar algo más.

Por cierto la visita al castillo no sirvió para mi propósito ( y encima se me escapó Molly detrás de un conejo…. Ay hasta que la cogí) pero os dejo un par de vistas que me encandilaron.

HACEDME EL FAVOR DE SER FELICES          KARRAS.