PUDO SER

En la vía  (bautizada por nosotros) del “Pudo Ser”, el sol es más perezoso que en otros lados.

Debido a su enclave entre montículos, los primeros rayos llegan bien entrada la mañana, pero cuando lo hacen, acarician las copas de pinos y cornicabras con la delicadeza de un pincel sobre el lienzo, como los dedos de un amante sobre el pelo de su amada.

Esta vía está llena de rumores y de leyendas. Curiosamente el ferrocarril jamás llegó a pasar por aquí  porque cuando intentaron colocar los raíles, los duendes del bosque provocaban enfermedades a los trabajadores para que no profanasen este bello lugar.

En realidad fueron fuerzas económicas quienes decidieron su suspensión pero nos encanta quedarnos con la primera teoría.

El paseo,  acompañados en todo momento del río, es fácil y ameno pero no por ello exento de alguna sorpresa, o algún visitante que se adhiere a nuestra compañía.

En este pequeño enclave abundan los desprendimientos de rocas ferrosas que casi nunca amanecen en el sitio donde cayeron. No hay que quitar el mérito a los esforzados trabajadores que mantienen impoluta la vía, pero es que también existe la leyenda de que esas rojizas rocas apenas tocan el suelo vuelven a elevarse para jugar entre las ramas de los árboles.

Los árboles mantienen una lucha diaria por la claridad matinal,  y se arremolinan en las laderas esperando el concierto de luz que cada mañana ofrece el Astro Rey. Lo miran, reciben sus abrazos, sus cálidas caricias y ayudados por la brisa juguetona lo agradecen obsequiándole con prolongadas  reverencias.

El túnel oscuro y solitario nunca conoció el paso de locomotora alguna y los murciélagos que lo habitan nos han contado que no fue construido por obreros del ferrocarriL.

Dicen que antaño  estos parajes eran habitados por dos amantes que huían de Eurimedonte hijo de Gea, diosa de la Tierra.

Eurimedonte se había enamorado de la joven y aprovechando que su amado había salido a pescar el sustento diario, provocó un enorme desprendimiento para separarlos y poderla secuestrar.  El pérfido,  no tuvo en cuenta la tenacidad del amor y pronto el chico con unas rudimentarias herramientas excavó la ladera día y noche hasta que logró llegar al otro lado. Para entonces el malvado hijo de Gea había escapado con su amada. Ella murió de tristeza y los gritos de Él se manifiestan aún disimulados entre el viento que se desliza desde las cercanas cumbres despeina a los paseantes y estremece sus oídos .

Bautizamos como el “Pudo ser” a esta vía en recuerdo  de los  jóvenes. Aquí los amantes pasean en dirección al túnel en solidaridad con aquellos que fueron separados a la fuerza.

Algunos, aún sin conocer la leyenda sienten que algo ocurrió en estos lares que puso a prueba un amor sin precedentes.

Otros,  sin saberlo,  tienen un estremecimiento y se aferran con fuerza las manos para que nada pueda separarlos.

 A veces, algunas veces, una furtiva lagrima alimenta los reflejos del viejo puente.

 Y sin haberlo planeado ESTE ES TESTIGO en la calidez de la tarde.......de la unión de sus labios.

HACEDME EL FAVOR DE SER FELICES     KARRAS.